El informe del Departamento de Estado sobre derechos humanos no considera programas para fortalecer las garantías civiles en el país, lo que sugiere una parcialidad en la evaluación.
La Paz, 25 de abril de 2024 (AEP). – El gobierno del presidente Luis Arce expresó su enérgico rechazo al informe unilateral emitido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en materia de derechos humanos, al que considera un flagrante acto de injerencia e intromisión en la política interna del país.
El informe, de acuerdo con un comunicado difundido ayer por la Cancillería, fue catalogado como un intento deliberado por parte de Estados Unidos de afectar la credibilidad de Bolivia, distorsionando la realidad nacional y omitiendo avances significativos del país en derechos humanos.
El Gobierno boliviano destacó especialmente los progresos aplicados en favor de la niñez, la adolescencia y adultos mayores, así como los programas implementados para fortalecer la protección de los derechos humanos en el país.
Uno de los puntos que Bolivia destaca como débiles del “informe unilateral” estadounidense es el uso predominante de fuentes imprecisas o incluso la ausencia de ellas, lo cual compromete la veracidad y el contenido del documento.
“El uso predominante de fuentes imprecisas, o la ausencia de ellas, compromete la veracidad del contenido y omite considerar una gama más amplia de visiones dentro del espectro social y político del país”, indica el comunicado del despacho de Exteriores.
Bolivia reiteró su compromiso inquebrantable con la promoción y protección de los derechos humanos para todos los ciudadanos bolivianos, basado en principios de soberanía, no injerencia y respeto mutuo entre los Estados.
El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre derechos humanos en 2023 indica que, durante ese periodo, en Bolivia no se observaron cambios significativos en esa materia.
GUERRA HÍBRIDA
El documento del Departamento de Estado, que busca desprestigiar al gobierno socialista de Arce, como lo señaló la Cancillería, se suma a dos hechos que casi coinciden en el tiempo.
La semana pasada, el presidente Luis Arce denunció intentos por controlar el litio y excluir a Bolivia de procesos estratégicos.
Estas maniobras tienen el objetivo de fracturar la unidad del país y presentarlo como un Estado fallido.
Varios analistas advirtieron que las acciones de guerra híbrida contra Bolivia fueron diseñadas precisamente para contrarrestar los avances en la región de adversarios de Estados Unidos, como Rusia y China a través de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), una coalición que desafía el predominio estadounidense en el ámbito global.
También se descubrió un plan desde la Embajada de Estados Unidos en La Paz para minar al Movimiento Al Socialismo de cara a las elecciones presidenciales de 2025.
Este plan busca —de acuerdo con un medio de prensa que denunció la acción de la delegación diplomática— instalar un gobierno cómplice de sus intereses para abrir la puerta a la apropiación de recursos vitales, como el litio, el hierro, tierras raras y acuíferos.
GOLPE
Arce ha mantenido, desde el principio de su mandato constitucional, distancia con el Gobierno de Estados Unidos, y en 2022 descartó una mejora en la relación con la Casa Blanca por el apoyo de Washington al golpe de Estado de 2019.
“Con Estados Unidos continuamos sin tener embajadores. Estados Unidos es un país con el cual podemos hablar de temas comerciales y otros, pero definitivamente no tenemos embajadores y creo que las relaciones, como están, así se van a mantener”, declaró el mandatario en Nueva York, donde participó en el 77 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
