La actuación del jefe de Estado, plantando cara al general golpista y movilizando el apoyo popular, ha sido crucial para preservar la estabilidad democrática.
En un dramático giro de acontecimientos, el presidente Luis Arce logró frustrar ayer un golpe de Estado liderado por militares rebeldes.
El mandatario enfrentó personalmente en puertas del presidencial Palacio Quemado a los insurrectos, demostrando un liderazgo firme en medio de la crisis.
Arce había llamado minutos antes al país a “organizarse y movilizarse contra el golpe de Estado y en favor de la democracia” después de que soldados y vehículos militares blindados se posicionaran en la plaza Murillo, emplazada en el kilómetro cero en medio de edificios gubernamentales del Ejecutivo y el Legislativo.
La tensión alcanzó su punto álgido cuando militares del Ejército, utilizando un carro blindado, forzaron la entrada del Palacio Quemado que conecta con la Casa Grande del Pueblo, sede de la presidencia del Estado, con dos potentes embestidas.
Sin embargo, el presidente Arce, lejos de amedrentarse, se enfrentó directamente al general Juan José Zúñiga, el militar visible del golpe de Estado fallido.
Arce, en un cara a cara con el uniformado que quedará grabado en la memoria colectiva, le ordenó el inmediato repliegue de las tropas.
En el tenso intercambio, entre gritos de ambas partes, el Jefe de Estado ordena: “¡Repliegue a todas estas fuerzas en estos momentos! (...) ¡Es una orden! ¿No me va a hacer caso?”.
Ante la negativa del uniformado se escucharon gritos ciudadanos de “no estás solo, Presidente”, y de furia contenida contra el jefe castrense al que increparon de “golpista” y llenaron de improperios.
Acto seguido, se procedió a la posesión del Alto Mando de las Fuerzas Armadas. El nuevo comandante del Ejército, José Sánchez, ordenó a los militares movilizados retornar a sus unidades.
Poco después del enfrentamiento del Jefe de Estado con Zúñiga, con miles de personas movilizadas alrededor de la plaza y en el centro paceño, los militares que habían tomado el Palacio Quemado con carros de combate artillados y tropa con munición de guerra comenzaron a retirarse, restaurando la calma en la sede de gobierno.
Las imágenes difundidas luego por medios nacionales e internacionales muestran al Presidente boliviano firme y resuelto, enfrentando la situación con autoridad.
El Jefe de Estado ya se había mostrado decidido a conjurar la ruptura del orden constitucional al advertir: “Vamos a aplacar los apetitos inconstitucionales”.
“La acción decidida del presidente Arce no solo evitó una potencial escalada de violencia, sino que también reafirmó la autoridad constitucional frente a los intentos de subversión”, señalaron las organizaciones sociales que apoyan al Ejecutivo.
Zúñiga, quien aseguró luego de su ingreso al Palacio Quemado que forzaría a un nuevo gabinete y liberaría a “todos los presos políticos”, fue detenido al final de la jornada en un claro mensaje del Estado de que las acciones contra el orden constitucional no quedarán impunes, y fue presentado ante los medios de prensa.
APOYO INTERNACIONAL
Después del frustrado intento de golpe de Estado en Bolivia, líderes y organizaciones internacionales manifestaron su firme apoyo al presidente Luis Arce y al orden constitucional boliviano.
Las reacciones demuestran un consenso global en defensa de la democracia y contra cualquier intento de subvertir la voluntad popular.
El respaldo más contundente provino de los líderes latinoamericanos.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, expresó: “Manifestamos la más enérgica condena al intento de golpe de Estado en Bolivia. Nuestro total apoyo y respaldo al presidente Luis Alberto Arce Catacora, auténtica autoridad democrática de ese pueblo y país hermano”.
Gabriel Boric, presidente de Chile, declaró: “Expresamos nuestro apoyo a la democracia en el hermano país y al gobierno legítimo de Luis Arce. Condenamos enérgicamente la inaceptable acción de fuerza de un sector del ejército de ese país”.
Bruno Rodríguez, canciller cubano, manifestó: “Rechazamos contundentemente estos actos y expresamos nuestra solidaridad al presidente Luis Arce”.
Organismos internacionales también se pronunciaron.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, condenó las movilizaciones de la “manera más enérgica”, enfatizando en que “el ejército debe someterse al poder civil legítimamente elegido”.
Josep Borrell, jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), declaró: “La UE condena cualquier intento de alterar el orden constitucional en Bolivia y derrocar a los gobiernos elegidos democráticamente”, añadiendo la solidaridad con el Gobierno boliviano y su pueblo.
La Paz/AEP