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Una de las charlas que dio el cardiólogo Geronazzo en Bolivia. Foto:  ABEN

Bolivia tiene una oportunidad histórica con la medicina nuclear

Ricardo Geronazzo, cardiólogo argentino, destacó la labor que se realiza en Bolivia de la mano de la ABEN, sobre todo por el apoyo que se brinda a la población.

La Paz, 30 de julio de 2023 (AEP).- El cardiólogo nuclear argentino Ricardo Geronazzo indicó que Bolivia tiene, en este momento, una oportunidad histórica de la mano de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN) por los tres componentes clave de la red de centros de medicina nuclear y radioterapia (CMNyR).

Los pilares que consideró importantes son la asistencia, docencia e investigación, los cuales se implementan paulatinamente desde marzo de 2021 en el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear (CIDTN), emplazado en el Distrito 8 de la ciudad de El Alto.

“La investigación y la formación de los recursos humanos son pilares de la ABEN. Esto, sin duda, marca un antes y un después en el área de la medicina nuclear en Bolivia”, dijo Geronazzo.

Las últimas tres veces que estuvo en Bolivia fue por su vínculo profesional con la ABEN. En esta oportunidad llegó para hacer estudios de cardiología nuclear a los pacientes del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia de El Alto. Asimismo, participó del conversatorio organizado por la ABEN sobre los beneficios de la medicina nuclear.

“Espero que sigamos manteniendo esta relación con la ABEN. Es excepcional lo que están haciendo acá, en Bolivia. El proyecto es sumamente desafiante y cómo lo encara su directora, Hortensia Jiménez, es realmente admirable”, señaló.

Vínculo con Bolivia

El especialista nacido en Salta, ciudad del norte argentino, llegó de niño y adolescente muchas veces al oriente del país, pues sus abuelos maternos eran de Charagua (municipio ubicado en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz).

“Mi vínculo con Bolivia es desde siempre. Por mi familia materna y porque toda mi infancia y adolescencia transcurrió en Jujuy, pues mi padre era de ahí. Viví hasta los 17 años en esa provincia que es limítrofe con Bolivia, entonces, hay un vínculo fronterizo estrecho”, comentó.

Geronazzo estudió Medicina en la provincia de La Rioja y luego se fue a Buenos Aires para especializarse en cardiología nuclear. Decidió formarse en esta subespecialidad porque en 1994 su padre sufrió un infarto.

“Por la enfermedad de mi padre decidí especializarme en cardiología, así como mi esposa estudió oncología porque su padre falleció de cáncer. Muchas veces, estos sucesos hacen que los médicos nos decidamos por una u otra subespecialidad”, relató.

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El cardiólogo nuclear argentino Ricardo Geronazzo. Foto: ABEN

Es un apasionado de la cardiología nuclear por la gran satisfacción que le da prevenir y tratar infartos. “El infarto del corazón es la primera causa de muerte en el mundo, hacer cardiología es enfocarse en prevención, en adelantarse a que los sucesos pasen”, afirmó.

Para este profesional argentino, al margen de la tecnología y la infraestructura de un centro de salud, es muy importante saber acompañar a las personas en su dolencia.

“Tenemos como objetivo, primero, el bienestar del paciente, hay que hacerlo sentir cómodo y contenido. Debe estar seguro de que las personas que lo atienden lo están acompañando de la mejor manera. Esa es la filosofía con la que nosotros nos formamos”.

Destacó que la Medicina está tendiendo a ser cada vez más humana y recomendó que no hay que dejarse llevar por la tecnología, porque si bien es muy buena, hay que dejarla de lado cuando uno tiene que escuchar, acompañar, dar una palmada en el hombro. “Es importante mantener un lado humano que nos permita conocer a las personas”, expresó.

Reconoció que los galenos históricamente fueron muy soberbios, lo que se debe ir dejando de lado. “Es un proceso difícil, pero es un proceso de aprendizaje humano. Aprendemos constantemente, todo ser humano debe estar abierto al aprendizaje”, reflexionó.

La familia para Geronazzo es fundamental, es la que da contención en todo momento. Está casado hace 25 años con la oncóloga Aida Caram, con quien tiene dos hijas: Vera, de 10 años, y Allegra, de siete.


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