“Estamos en un momento de enorme emergencia”, afirma la experta en Ecología Isabel Belloni Schmidt.
Los ríos se secan y los lugareños caminan por bancos de arena caliente sobre los que antes había agua. Los animales sufren de sed y mueren quemados. El humo se extiende por todo el país, afectando la salud de millones de personas y tiñendo de naranja y rojo los atardeceres. Todo ello es reflejo de la peor sequía que azota Brasil desde 1950.
Los profesionales del Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden) ya sabían que la sequía iba a ser grave este año. La semana pasada publicaron una nota confirmando la gravedad del problema.
“Analizando diferentes datos, llegamos a la misma conclusión: se trata de la sequía más extensa, la más intensa y la más prolongada”, dice a DW Ana Paula Cunha, investigadora del Cemaden y especialista en sequías.
La falta de lluvias explica en parte otro fenómeno que asola Brasil: los incendios. Los datos del Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales (LASA), de la Universidad Federal de Río de Janeiro, muestran récords en una serie de mediciones que comenzaron en 2012
Quema
Este año se han quemado cerca de 21,7 millones de hectáreas en la Amazonia, el Cerrado y el Pantanal, una superficie mayor que todo el estado de Paraná.
“Estamos en un momento de emergencia. Tenemos que cuidar la salud, especialmente de los más vulnerables, y no empeorar la situación. Así que no hay que hacer ningún tipo de fuego”, dice Isabel Belloni Schmidt, profesora del Departamento de Ecología de la Universidad de Brasilia (UnB). “En esta época del año, todas las quemas son humanas. Durante la sequía, no existen los incendios naturales”, subraya Schmidt. Las previsiones indican que la situación no mejorará hasta finales de año.
La actual sequía afecta a cerca del 59 por ciento del territorio brasileño.
Una forma de observar el fenómeno es a través del Índice de Evapotranspiración Estandarizada de las Precipitaciones (IEEP). Este indicador puede medirse de dos formas: la cantidad de lluvia que cae, y la cantidad de agua que se pierde por evaporación y por transpiración de las plantas.
Brasil/Agencias