El territorio del gigante sudamericano también es azotado por la extrema sequía, la peor desde 1950.
Los incendios en varias regiones de Brasil entre junio y agosto de este año generaron pérdidas estimadas en 14.762 millones de reales (unos $us 2.700 millones) en el sector agropecuario.
Los datos de la Confederación de Agricultura y Pecuaria de Brasil (CNA) indican que 2,8 millones de hectáreas de propiedades rurales se vieron afectadas por las llamas durante ese periodo, “considerando únicamente las actividades de ganado vacuno y caña de azúcar”.
Mayores pérdidas
Las mayores pérdidas se registraron en áreas dedicadas al pasto de ganado y al cultivo de la caña de azúcar, con un perjuicio acumulado de 10.800 millones de reales (casi $us 2.000 millones).
Los estados más golpeados por los focos de incendio fueron San Pablo, Mato Grosso, Pará y Mato Grosso do Sul, siendo estas tres últimas regiones que albergan parte de la Amazonia o el Pantanal, el mayor humedal del planeta que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay.
Las llamas se propagaron rápidamente en esas zonas como consecuencia también de la extrema sequía que sufre Brasil, la peor desde 1950, según las autoridades.
En la Amazonia, el mayor bosque tropical del planeta, la crisis hídrica ha dejado a varios ríos en sus niveles más bajos de la historia y ha aislado a decenas de comunidades rurales que dependen del transporte fluvial.
Amazonia
En total, la Amazonia brasileña sumó 63.189 focos de incendio entre enero y agosto de este año, el doble de los registrados en el mismo periodo de 2023.
El Gobierno brasileño sospecha que la gran mayoría de los incendios son provocados por la acción humana, situación que la ministra de Medioambiente, Marina Silva, calificó de “terrorismo climático”.
El Ejecutivo ha autorizado el uso temporal del Ejército, la Marina y la Aeronáutica para combatir los incendios forestales en toda la Amazonia, lo que no ha aplacado las críticas de la oposición y la prensa por la demora a la hora en enfrentar esta crisis climática.
Expertos consideraron que se trata de la mayor tragedia ambiental en los últimos diez años.
Brasil/Agencias