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Amalia Aguirre: una historia de resurgimiento tras la adversidad

Ha convertido su negocio familiar de vender tostados y frutos secos en un emprendimiento floreciente, incluso después de enfrentar el cierre durante la pandemia del Covid-19.

En el corazón de La Paz, justo en la histórica plaza Murillo, sede de gobierno de Bolivia, se encuentra la acogedora tienda de Amalia Aguirre. Entre majestuosos edificios históricos como el Palacio Quemado y el constante ir y venir de funcionarios y turistas, Amalia ha transformado la herencia familiar de vender tostados y frutos secos en un próspero negocio, gracias a la aplicación Consume lo Nuestro, manteniéndolo vivo y floreciente con el paso del tiempo.

Desde niña, Amalia creció entre sacos de maíz, habas y maní, observando a sus padres tostar cuidadosamente los granos en grandes ollas de barro, mientras el aroma inconfundible se esparcía por el aire. “Mi papá me enseñó todo lo que sé”, recuerda con una sonrisa, mientras sus manos ágiles empaquetan con precisión los productos que cada día vende en su negocio.

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El legado familiar: sabores de la tierra

“Cuando era bebé,” recuerda Amalia, “mis padres ya se dedicaban a vender tostados.” Su padre utilizaba una carretilla para transportar los productos por las calles de La Paz, prestando atención a cada detalle. Con esfuerzo y dedicación, lograron abrir su primera tienda, a la que llamaron Saludable, con la esperanza de expandir su negocio y avanzar en sus metas.

Más tarde, ya casada y con dos hijos, Amalia decidió emprender su propio camino replicando el negocio familiar en una tienda que llamó Tú Tostao. Pronto, su establecimiento ganó popularidad por sus tostados frescos, atrayendo incluso a políticos. Aunque no logró cumplir todos sus sueños, este emprendimiento le permitió sostener a su familia.

Con aproximadamente 30 años, Amalia es una mujer aymara que viste con orgullo la tradicional pollera y lleva dos gruesas trenzas tono carbón. Su sonrisa deslumbrante y amable recibe a los visitantes, reflejando la calidez que la caracteriza, mientras cuenta su vida ligada a su emprendimiento.

Nuevos tiempos

Con la llegada de la pandemia del Covid-19 y las restricciones que afectaron gravemente el comercio en todo el mundo, Amalia recuerda que se encontró ante un reto que amenazaba con apagar el legado familiar. “No había ventas, la gente ya no venía al local como antes, y nosotros no sabíamos qué hacer”, comenta.

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Durante las limitaciones impuestas por el gobierno de facto de Jeanine Añez (2019-2020), en la pandemia, muchos pequeños comerciantes, incluyendo Amalia, se vieron obligados a cerrar sus tiendas. Los días sin clientes y las noches llenas de incertidumbre parecían interminables. Pero, lejos de rendirse, buscó nuevas formas de mantener a flote su negocio.

Fue poco después de la asunción de Luis Arce como presidente de Bolivia cuando descubrió la aplicación Consume lo Nuestro. Esta iniciativa prometedora, diseñada para apoyar a pequeños productores y comerciantes, permitió a Amalia no solo reactivar su negocio, sino también hacerlo crecer de manera significativa, alcanzando a clientes que antes no podía imaginar.

Al principio, la idea de usar un celular y conectarse al mundo digital le parecía ajena. “Yo no sabía nada de tecnología, solo usaba el teléfono para llamar a mi familia. Pero mis caseros me animaron a probar”, recuerda.

El despegue digital

La historia de Amalia es mucho más que la de una comerciante perseverante, es la historia de una mujer que se enfrentó a la adversidad y salió fortalecida.

Gracias a la aplicación, sus tostados y frutos secos ahora llegan a diferentes rincones de La Paz y otras ciudades bolivianas, y su tienda en la plaza Murillo se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan productos de calidad con un toque casero.

La visibilidad que le brindó la aplicación no solo le permitió mantener a flote su negocio, sino que también lo hizo crecer. Ahora, además de vender en la plaza Murillo, abrió otras sucursales en la avenida 6 de Agosto y la zona Sur de La Paz, lo que le ha permitido aumentar su producción y generar más ingresos para su familia.

El futuro de una tradición

Con la ayuda de Consume lo Nuestro, Amalia ha sabido combinar la tradición familiar con la tecnología moderna, demostrando que la perseverancia y la innovación pueden ser la clave para superar cualquier crisis.

Hoy, doña Amalia es un ejemplo de cómo la tradición puede convivir con la innovación. Con el orgullo de llevar adelante el legado de su familia, se ha convertido en una mujer de negocios moderna, sin abandonar sus raíces.

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“Siempre seguiré vendiendo, es lo que somos. Pero ahora también sé que podemos llegar más lejos, y que esta tradición no se perderá”, afirma con determinación.

Mientras atiende a sus clientes, siempre ofreciendo la tradicional yapita, Amalia utiliza su celular como una herramienta esencial. A través de la app Consume lo Nuestro, la mayoría de sus clientes realizan sus pagos, ya sea por los tostados tradicionales o los frutos secos, que ella asegura son ideales para calmar el hambre antes del almuerzo o para quienes buscan opciones saludables para cuidar su salud.

Para Amalia, la tecnología ha abierto un nuevo capítulo en su historia, y aunque los tiempos han cambiado, el amor por lo que hace sigue siendo el mismo, señala.

Ejemplo de resiliencia

La historia de Amalia es un recordatorio de la importancia de adaptarse y aprovechar las oportunidades que ofrecen los nuevos tiempos, sin dejar de lado la esencia y los valores que han pasado de generación en generación.

Gracias a su esfuerzo y a la iniciativa del Gobierno con Consume lo Nuestro, esta emprendedora paceña ha demostrado que el emprendimiento y la tradición pueden caminar de la mano, asegurando que los sabores de su tierra sigan llegando a más bolivianos, sin importar las distancias.

Hoy, su tienda no solo es un testimonio de su resiliencia, sino también un símbolo de cómo las herramientas digitales pueden empoderar a los pequeños emprendedores, ayudándolos a crecer y prosperar en tiempos difíciles.

La historia de Amalia Aguirre es, sin duda, un ejemplo inspirador de progreso y superación en medio de la adversidad. Lo que comenzó como una modesta venta de tostados heredada de sus padres, hoy es un próspero emprendimiento gracias a la incorporación de la tecnología y su participación en la aplicación impulsada por el Gobierno boliviano.

La Paz/AEP/ Milenka Parisaca


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