“Soy un terrícola de amor y paz que jamás conoció la soberbia. Dios es el cómplice perfecto de lo que hice en vida como maestro”.
El jueves 25 de abril de este año, el músico y violinista Edwin Pablo Cervantes Barrios fue reconocido por la senadora Silvia Gilmar Salame Farjat. El acto s e realizó a las 19.00 en los ambientes de la escuela de música Simeón Roncal en Sucre.
El evento empezó con un número musical infantil. Todos los estudiantes menores de 15 años tocaron varias piezas arrancando lamentos o sones a sus violines o guitarras. La sala estaba a rebosar con los invitados y padres y madres; familiares y simpatizantes de ‘Pablito violín’.
Después hubo un número especial de parte de él: El cóndor pasa. Luego vinieron las palabras de reconocimiento de parte de la Dra. Salame, quien exaltó las virtudes y talentos del violinista, su amplia trayectoria y los hitos artísticos que logró con sus discípulos.
Después habló el exrector Marcelo Murillo Bonilla y luego, el flamante rector del Instituto de Formación Artística Simeón Roncal, Avimael Erick Quispe Murañal.
Pablito recibió de manos de la jurista el reconocimiento de la Cámara de Senadores del Estado Plurinacional de Bolivia. Las palabras del eximio artista fueron muy emotivas: “Quiero agradecer a Dios, que me dio este talento”. También agradeció a su familia: “Quiero agradecer a mi familia, que está presente, y las cinco composiciones que Dios me dio”, refiriéndose a sus hijos.
Asimismo, la jurista dijo: “Felicidades, Pablito, felicidades. Para Jorge y para mí, esto se da a personas que han realizado actividades que signifiquen un progreso para el país. En estas tablas yo hacía teatro. Hace 60 años yo hacía teatro acá. En este espacio se hacía teatro y danza”.
Asimismo, se leyó el tenor del reconocimiento otorgado por la Cámara de Senadores. “El pleno de la Cámara de Senadores, en cumplimiento a la Constitución Política del Estado en uso de sus atribuciones específicas y de conformidad con el art. 160 numeral 7 (que reza: reconocer honores públicos a quienes los merezcan), reconoce un justo y merecido homenaje al maestro Pablo Cervantes por su destacada trayectoria musical como intérprete del violín”. Y además: “El maestro se constituye en un ícono de la interpretación regional como primer violinista e intérprete de su repertorio y cuenta con una trayectoria artística de formador de talentos de formadores en el instrumento del violín en la ciudad de Sucre”.
Trayectoria
Hace más de 40 años que ‘Pablito violín’ anda sirviendo y recorriendo los caminos de la música y la juventud. A sus 14 años dio su primer concierto en el Paraninfo Universitario. Profesionalmente fue en 1976, y desde entonces dio conciertos a nivel nacional e internacional como artista de violín.
El Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia le otorgó el título de Maestro de las Artes en la disciplina Música en la ciudad de La Paz en noviembre de 2017.
Una herencia de cuerdas
Lejos de tener un destino de anonimato y de sombras, Pablito tuvo un camino de luz, ya que su madre trabajaba con un eximio violinista en Monteagudo, Pablo Urquizu. Para su buena estrella, nadie de su familia se interesó por el instrumento de Stradivarius y él heredó las cuerdas de la melodía. Su maestro fue Antonio Torres hasta sus 14 años. Después se fue a trabajar a Huacareta como maestro de inglés a la unidad educativa San Pablo de Huacareta. Al volver, su maestro le dijo que tome su lugar en la escuela de música Simeón Roncal. Así lo hizo y lleva en el magisterio 36 años desde 1988.
El 24 de enero de 2020 fue condecorado con la medalla Juana Azurduy de Padilla en el grado de honor cívico. El Gobierno Municipal de Sucre se lo concedió.
Una familia de virtuosos
Además, todos sus hijos aprendieron el arte del violín y todos los instrumentos de cuerda. Ellos son Ángel de Jesús Cervantes Gonzalez (guitarra), Pablo Alejandro Cervantes González (violín), Yohara Tasiana Cervantes González (violín), Gabriel Mahatman Cervantes González (violonchelo), Shaury Beatriz Cervantes Gonzales (piano).
Y tiene una costurera ‘mágica’ y secreta que le confecciona sus trajes excéntricos y disparatados. Su personalidad estrambótica es única.
Perfil
Al ‘Violinista de Dios’ le gustan los atuendos góticos, también está influenciado por la honda rockera. El esnobismo asiático, el hindú y árabe también lo hipnotizaron. Es extravagante y excéntrico. Él es un personaje pintoresco de Sucre que nadie debería dejar de conocer al visitar esta ciudad. También realizó alguna vez su propio K’anchako (1), pues es parte de su alter ego.
Muchas veces lo vemos embutido a lo Sathya Sai Baba, con un cabello enmarañado y esponjoso. Un hongo negro y afro que domina su cabeza y haciendo signos místicos con las manos. De tez morena y de 1 metro 65 de estatura. Con una personalidad carismática y lleno de un humor desbordante, no duda en llegar al ridículo o la mofa para alegrar la vida de las personas que lo rodean.
Una fiesta en su casa se convierte en un circo o un baile onírico, ya que todos se disfrazan en jolgorio. En carnaval, en su barrio de Santa Ana, realiza una comparsa jocosa y festiva junto con todos los del barrio. Esta es una verdadera farándula donde los disfraces pueden ser los más cinematográficos o los más descabellados. Toda su familia participa con alegría y regocijo. Y a veces también está ataviado con anillos y cadenas a lo Mario Baracus (Mr. T). A veces parece que es un terrícola o un alienígena de otro planeta o un nigromante que transforma en música todo lo que toca. Nunca nos deja de sorprender con sus chistes y giros lingüísticos, como este discurso que dio alguna vez.
Este es uno de los discursos desopilantes que le gusta redactar y leer a nuestro héroe de las melodías.
Discurso ante la academia
Señoras y señores, Dios es el cómplice perfecto de lo que hice en vida como maestro, poeta y músico y con este ‘des-concierto’ quiero que cante tu corazón y que toque todos los instrumentos para que sueñe tu ilusión y el violín haga escribir con la pluma más pura que es el alma.
Yo soy un ‘descompositor’, ladrón de palabras mágicas. Un secuestrador de ideas y melodías. Sé cómo rescatar tu sonrisa con la música que es el idioma de mi alma.
Soy un terrícola de amor y paz que jamás conoció la soberbia. Tampoco tuve la capacidad de odiar. No aprendí todo lo malo que trajeron los invasores humanos. Oremos por ellos para que cambien o abandonen nuestro planeta, sino matarán al mundo, la música y a nosotros con ella.
Yo solo hago la mitad de esta obra, la otra mitad la hacen ustedes y cuando lloren sabré que transpiró su alma de emoción al escuchar el concierto del amor del violín.
Que bailen los terrícolas, los humanos revolucionarios, los duendes, los brujos y hechiceros del bien, ninfas y nereidas y hadas, sirenas. Los guardianes del mundo, las estrellas y todo el cosmos, además de los muertos que nunca murieron.
No quiero nombrar en este final a Dios porque él no quiere. Es tan sencillo que solo quiere ser parte del público y su bendición caerá automáticamente como el calor del sol y la luz de la luna.
Gracias a la música por amarnos, pues sin ustedes seríamos silencio. Gracias por su atención dispensada.
Atentamente, un terrícola.
Con este discurso queda claro que tal vez ‘Pablito violín’ es un ángel entre nosotros que llena de música nuestro corazón, por eso le llamamos el ‘Violinista de Dios’.
1 K’anchaco es una tradición sucrense en las fiestas de Todos los Santos.
La Paz/AEP/Carlos Gutiérrez Andrade