Enfrentando la política neoliberal, que condenaba los archivos históricos mineros a la destrucción, ‘Huracán’ Ramírez logró preservar este valioso patrimonio. Su iniciativa no solo rescató documentos vitales, sino que también estableció un modelo de archivo reconocido internacionalmente.
La Paz, 02 de junio de 2024 (AEP).- La destrucción de la memoria minera
En agosto de 1985, el DS 21060 determinó el cierre de operaciones de la Comibol con la trágica consecuencia de la debacle del movimiento minero y la destrucción de su memoria histórica, condenada a la destrucción inminente por la administración neoliberal de la Comibol, que optó por separar, conservar y disponer al uso de las transnacionales la documentación técnica referida a las reservas geológicas de los yacimientos minerales. La política minera del régimen neoliberal convirtió a la Comibol en una empresa Holding Administradora de Contratos de Riesgo Compartido.
Esta situación cambió cuando apareció en escena Édgar ‘Huracán’ Ramírez, quien al ver el desastre convenció a un puñado de trabajadores mineros, todos como él, ‘q’epiris’, a enfrentar el desafío del rescate de la memoria minera. Usaron madera desvencijada y calaminas descartadas para techar los patios interiores, fabricaron galpones donde trasladaron cientos de miles de expedientes mineros; construyeron 2.000 metros lineales de estantería con clavos de 80 años de antigüedad. Thomas Converse, Chief, Record Management Section (Jefe de Archivos) del Banco Interamericano de Desarrollo, escribió en su reporte:
“La Comibol proporcionó valiosas lecciones que se aprendieron al reconstruir un sistema de archivo que se encontraba en un estado de colapso total. Allí utilizó al máximo al personal, materiales y espacio para recrear un muy ordenado y vital archivo que se encontraba antes en un absoluto caos. Los archivos de la Comibol son una inspiración para los archivistas de todas partes donde se enfrentan a desafíos de todas clases”.
La creación del Archivo Histórico de la Minería Nacional
Édgar ‘Huracán’ Ramírez inició la batalla por la defensa de la minería nacionalizada y la memoria histórica de la Comibol. En su estrategia, planteó que “los archivos constituyen la evidencia de actividades, transacciones de los individuos y de los actos administrativos, constituyendo la memoria institucional de la sociedad, base de los derechos de los individuos y del Estado, siendo por tanto fundamentales a la democracia y al buen gobierno”. En su alegato declaró que “la documentación histórica de las exempresas mineras de Simón I. Patiño, Mauricio Hochshild y Carlos V. Aramayo, así como de la Corporación Minera de Bolivia constituyen patrimonio documental de la nación, protegida por la CPE, estando prohibida su destrucción, incineración, enajenación o venta, bajo sanción penal. Recordó que la Nacionalización de las Minas incorporó dicha documentación al patrimonio de la Comibol, que son parte componente de la historia del país”.
Édgar Ramírez remarcó que el patrimonio documental de la Comibol es el más extenso en su género existente en América Latina y, según algunos expertos, único en el mundo por las dimensiones y variedad de sus series documentales (documentación financiera, administrativa, manuales industriales y administración de personal, codificación contable, servicios médicos, educación, planos geológicos, fotografías, etc.), expresada en varios idiomas (castellano, inglés, hebreo, alemán, ruso, sueco).
¿Cómo logró el dirigente Minero semejante hazaña?
Édgar Ramírez presentó el histórico proyecto al entonces presidente Carlos D. Mesa Gisbert. En esa norma se planteaba la creación del Archivo Histórico de la Minería Nacional, sobre la base de la antigua documentación histórica de las exempresas mineras de Simón Patiño, Mauricio Hochschild y Carlos V. Aramayo y de la Corporación Minera de Bolivia; establecía la creación del Sistema de Archivo de la Comibol, constituido por el Archivo Histórico de la Minería Nacional, el Archivo Intermedio, el Archivo Central (El Alto), los Archivos de Gestión de la Comibol (La Paz, Potosí y Oruro) y los Archivos Regionales (Potosí, Oruro, Catavi, Pulacayo).
Con sagacidad y pragmatismo, el líder sindical se aproximó ante el presidente Carlos D. Mesa Gisbert, su enemigo ideológico, valorando en él su calidad de historiador, por ello sensible con la memoria histórica. Por otro lado, el ingeniero Arturo Tamayo, presidente de Comibol, apoyó los afanes del líder minero para el salvamento de la documentación histórica de la minería nacionalizada.
En una genial estrategia, Édgar Ramírez hizo saber al presidente de la Comibol que el mismísimo presidente de la República anhelaba la creación del Archivo Histórico de la Minería Nacional, y viceversa comentó que el presidente Tamayo estaba decidido a financiar el proyecto. En una singular reunión en la oficina presidencial en el Palacio Quemado, el presidente Mesa manifestó su decisión de promulgar un decreto para la creación del Archivo Histórico de la Minería Nacional, y preguntó a boca de jarro al ingeniero Tamayo si la Comibol estaba en condiciones de financiar ese proyecto. El aludido afirmó sin dudar que haría todo lo que fuera necesario. Édgar Ramírez sonrió satisfecho.
El DS 27490, promulgado el 14 de mayo de 2004, introduce formalmente el enfoque sistémico en la administración de los archivos, proyecto financiado con recursos propios de la Comibol. Mandó construir y equipar el Archivo Histórico de la Minería Nacional en la ciudad de El Alto, los Archivos Históricos Regionales de Oruro y Potosí, y la restauración de la Casa Gerencia de la Compañía Huanchaca de Bolivia en Pulacayo y la Casa Gerencia de la Patiño Mines en Catavi, para los Archivos Regionales de los centros mineros. Un tercer edificio restaurado es la Casa Gerencia de Administración del ramal ferroviario, de propiedad de Aramayo, en la ciudad de El Alto. Mandó elaborar el mural que reconstruye la Historia de la Nacionalización de las Minas (obra de Williams Luna) y los monumentos al Mitayo de la Época Colonial y al Minero de la Nacionalización, y una tercera escultura inspirada en el Monumento al Minero de Siglo XX, que porta el fusil y la moderna perforadora.
El Archivo Histórico de la Minería Nacional se convirtió en la meca de la investigación histórica de la minería. En 2009 llegaron brigadistas internacionalistas de todo el mundo para apoyar las labores de conservación preventiva y descripción de la memoria minera. En septiembre de 2019, unos 43 expertos del Comité Regional de América Latina y el Caribe y del Comité Asia-Pacífico del Programa Memoria del Mundo de la Unesco constataron los avances del Centro de Conservación de Papel y rindieron homenaje al líder minero, director del Archivo Histórico de la Minería Nacional.
El Gobierno Municipal de El Alto lo declaró Patrimonio Documental y Cultural. Ramírez gestionó la denominación de la Calleja de los Archiveros y la construcción de la plazoleta y busto de Gunnar Mendoza, ‘Maestro de la Archivística Boliviana’. Propició la erección del Monumento a la Marcha por la Vida de 1986, instalado en Calamarca, donde el ejército detuvo la marcha.
Semblanza biográfica
Édgar Ramírez nació en Potosí, el 28 de octubre de 1947. Falleció el 31 de enero de 2021. Notable autodidacta, dirigente sindical minero, político y archivista. Estudió hasta el quinto de primaria; ingresó como peón de interior mina en la Empresa Minera Unificada de Potosí. Fue dirigente nacional del Partido Comunista de Bolivia; máximo dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y de la Central Obrera Boliviana (COB). Es sobreviviente del Plan Cóndor, enfrentó a las dictaduras militares, fue desterrado a Chile, Inglaterra y Holanda. Renunció a los bonos extralegales con los que el neoliberalismo cooptó a la dirigencia histórica de la FSTMB. En 1988, Juan Lechín, manifestó:
“‘Huracán’ ha demostrado honradez. Cuando la Comibol ofreció mil dólares por año de servicio y había un grupo de comunistas ahí que se hacían los honestos, aprovecharon eso y se retiraron con sumas de 18, 20 mil dólares, fuera de las indemnizaciones. Quiénes no se retiraron: Víctor López, que trabajó 40 años en las minas y Édgar que trabajó 20. Cuando les preguntaron por qué no hacen lo mismo, 20 mil dólares para un obrero es mucha plata y 40 por supuesto mayor, ellos dijeron: hemos sido elegidos en congreso para defender a los trabajadores. Seguiremos”.
El Gobierno lo confinó al mutún, lo envió como barrendero a Tupiza y como q’epiri (cargador) a los almacenes de El Alto. Fue presidente alterno de la Comisión de la Verdad y, junto a Nila Heredia, entregó los expedientes de los dirigentes mineros víctimas de las dictaduras al Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional en pleno gobierno de facto de Jeanine Añez, que ordenó su despido en 2020.
* Luis Oporto Ordóñez es historiador, archivista y presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB).