Las obras abarcan contextos arqueológicos, históricos y antropológicos, y se adentran en la complejidad de las estructuras y técnicas que han perdurado a lo largo de los siglos.
El Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef) abre hoy las puertas de la exposición temporal Memorias del awayu y llijlla: protectoras y transportadoras de la vida, una experiencia única que explora la tecnología, la espiritualidad y la memoria colectiva de los pueblos andinos a través de sus textiles más representativos. La inauguración será a las 18.30 en el patio del museo, y la exposición estará disponible para el público durante tres meses.
Bajo la curaduría de Elvira Espejo Ayca, directora del Musef, artista e intelectual indígena de proyección internacional, y Edwin Usquiano, investigador aymara y curador del museo, la exposición ofrece una mirada contemporánea y decolonial sobre los tejidos tradicionales awayu (aymara) y llijlla (quechua), piezas que —más allá de su uso cotidiano— constituyen sistemas vivos de conocimiento, tecnología y simbolismo.
La muestra reúne más de 30 bienes culturales —entre textiles originales y representaciones pictóricas elaboradas por estudiantes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA)— y ofrece, según información del museo, una lectura profunda de las técnicas, materiales y símbolos presentes en los tejidos andinos.
Las obras abarcan contextos arqueológicos, históricos y antropológicos, y se adentran en la complejidad de las estructuras y técnicas que han perdurado a lo largo de los siglos. “Lo más impresionante es la complejidad de las estructuras y las técnicas utilizadas a lo largo del tiempo. En los textiles más antiguos vemos el uso de tintes naturales obtenidos de plantas, minerales e incluso insectos como la cochinilla”, comenta Usquiano.
Los textiles awayu y llijlla no solo cumplen funciones prácticas, como llevar hijos, transportar alimentos o envolver objetos sagrados, sino que también son portadores de identidad, memoria y resistencia, de acuerdo con el Musef.
En ese contexto, la muestra pone en valor el rol de las mujeres indígenas, principales portadoras de estas tradiciones y saberes, quienes han resistido frente a la crisis ambiental, la violencia de género y el despojo territorial. Tejer, en este sentido, se convierte en un acto de reexistencia y una forma de lucha política.
AEP