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Escenarios titiriteros en Bolivia y nuestra América

Desde la salita del hogar hasta los grandes teatros, los títeres mantienen su vigencia como forma de expresión artística, educativa y política en América Latina.

Una característica de los títeres —a diferencia de otras expresiones artísticas— es que suceden en el mismo momento que el público los aprecia: son un arte vivo. Otra es su notable ductilidad para adecuarse a cualquier escenario, con más o menos facilidad. A partir de la experiencia propia y del intercambio con colegas de diversos países de nuestra América bosquejamos el siguiente panorama. Entiéndase que los escenarios señalados no son los únicos ni, necesariamente, por los que transitan todos los elencos artísticos.

La salita de la casa

Si, la salita, el comedor o el espacio más amplio de la casa suele ser el lugar donde se lleva a cabo la primera presentación de un elenco titiritero y su primera obra. Por lo menos en Bolivia, esa es una certeza. Puede también suceder que éste sea el escenario del ensayo final o general (de sucesivas obras) a las que serán invitados parientes y amistades cercanas; eso sí, con sus wawas. Con dicha presentación o ensayo con público, se busca sentir las reacciones del público e intercambiar ideas que, luego, aporten al espectáculo.

Parques y plazas

Desde que se tiene memoria, los espacios públicos han sido potenciales escenarios para los títeres. Es frecuente encontrar a titiriteras/os —sobre todo en países vecinos y en Europa— divirtiendo al público en calles, parques y plazas.

Dado que estos son lugares por donde la gente transita, los espectáculos que se presentan son de corta dura  ción que, con pausas temporales, se repiten durante la jornada. En general, se espera el aporte voluntario de los eventuales espectadores.

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Excepcionales serán los parques con escenario, especialmente concebido (o adaptado), para la realización de funciones de títeres. Ese fue el caso del Parque Vial de Cochabamba, donde su anfiteatro fue convertido por ocho años en El teatrito del Parque. Ahí los Títeres Elwaky hicieron de los domingos un hábito para las familias alrededor del arte.

Otra experiencia vital de la titiritería latinoamericana fue desarrollada durante treinta años por los títeres Kusi Kusi, en La Cabañita del Parque de la Exposición, en pleno centro de Lima, Perú. Más corta fue la vida de los títeres en el Parque de los Monos de la ciudad de La Paz, antes que el Pumakatari adecuara el lugar para una estación de tránsito. Impulsada por Títeres del Río, fue una demostración de una manera particular de darle vida al parque urbano.

Las escuelas

Sea en el patio, tinglado, auditorio o el aula más grande, las escuelas han sido por mucho tiempo, y todavía lo son, los lugares donde la infancia ha tenido su primer contacto con los títeres.

Al margen de las condiciones sociales, las regiones geográficas o la identidad cultural de niñas y niños de nuestras unidades educativas, a lo largo y ancho del país, las historias protagonizadas por los títeres suelen capturar su atención a tal punto que maestras y maestros sueñan con lograr lo mismo en sus clases regulares.

No obstante, el aporte de los títeres a la educación, ya sea como expresión artística en sí misma o a través de la temática que suelen adecuarse a la currícula escolar, no siempre es aceptado y menos promovido por sus autoridades.

El transporte público

Horacio Peralta, titiritero argentino, cuenta que durante su exilio en París se dio la libertad de colocar una tela entre los barrotes de alguna unidad del transporte del metro subterráneo. Con representaciones mudas, precisas y limitadas a cinco minutos —el tiempo que tardaba el tren de una estación a otra— lograba alegrar a los pasajeros y recibir de ellos un aporte voluntario. Aquella experiencia se transformó en una escuela para toda una generación de artistas que, perseguidos o amenazados por la dictadura militar iniciada en 1976, habían tenido que abandonar su país.

En nuestro país, eventualmente, solemos toparnos con algún titiritero trashumante que se sube al bus y realiza un número que rompe la rutina.

Las ferias del libro

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Por largo tiempo y, sobre todo, desde mediados de la primera década del presente siglo, los títeres se han convertido protagonistas habituales de las ferias nacionales e internacionales del libro. Generalmente auspiciadas o contratadas por entidades estatales (ministerios y alcaldías) o no (empresas, ONG, editoriales) suelen ser una de las atracciones para la diversión del público infantil.

Las obras literarias, llevadas a escena en adaptaciones para títeres, ya sea como propuestas aisladas o en el formato de festivales, suelen ser una opción superadora del arte al servicio del arte.

Los teatros

Pocas son las oportunidades en las que los títeres se presentan en los principales teatros de nuestro país. En todo caso, éstos son los espacios que cuentan con las mejores condiciones técnicas para la puesta en escena de una obra de títeres y —desde el lado del público— disfrutarla.

Protegidos de las inclemencias del tiempo, con vestuarios para los titiriteros/as, donde éstos pueden prepararse para la actuación. Equipo de sonido, iluminación y técnicos para su manejo, ventanilla para la venta de entradas o venta virtual, butacas para el público, servicios higiénicos… todo, favorece y dignifica la labor de los artistas y valora la presencia del público.

Por: Grober Loredo Olivares/

Es gestor cultural y parte de Títeres Elwaky


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