Después de años de intercambio en festivales, se perfila un mapa de cómo trabajan los artistas titiriteros en la región: desde quienes lo hacen todo en soledad hasta grupos que funcionan como verdaderas instituciones escénicas.
Entre los años 2006 y 2019 se llevaron a cabo en la ciudad de Cochabamba catorce versiones del denominado Festival Internacional de Títeres (Festitíteres), organizado por Títeres Elwaky. A lo largo de ese periodo, visitaron el país un total de 48 elencos extranjeros. Del intercambio de experiencias e información es que se nos ocurrió sintetizar este panorama de las formas de organización de los elencos titiriteros de Nuestra América.
Solistas
Que en América Latina —y de manera especial en Bolivia— se llame “grupo, compañía o elenco de títeres”, no necesariamente quiere decir que éste tenga varios integrantes. Contradictoriamente, hay grupos que están compuestos por una sola persona; en ese caso se podrá hablar de “un grupo solista”: una metafísica popular.
Bajo este modelo, el o la titiritera solista, asume múltiples funciones: dirección, construcción, actuación, iluminación, sonido, gestión, producción (representación, organización, difusión) y más. En la mayoría de los casos, ser solista, no es una elección, sino la única posibilidad de hacer viable un proyecto, ya sea por: a) la falta de “otros interesados” en integrar un elenco; b) la incertidumbre y precariedad laboral que supondría el reparto de magros ingresos; c) la facilidad de movimiento; y d) la situación ventajosa frente a convocatorias internacionales, su logística y presupuesto.
En general, las/los titiriteros solistas cuentan con un número reducido de obras en su repertorio y, hay quienes han hecho su carrera artística de varios años con un solo espectáculo.
En Bolivia, como elencos “solistas” podemos mencionar a: Títeres Paralamano (Juan Rodríguez), De Trapitos y Botones (Karina Noya), La Farándula (Hugo Alvarado), Uma Jalsu (Sergio Ríos), El Kusillo (Federico Rocha), Títeres del Río (Giovana Chambi), Atoj Antoño (Fernando Mendez), El Aguijón (Edson Quesada). De Argentina: Sinfín (Osjar Navarro), Gabriela Clavo y Canela (Gabriela Céspedez), La Rueda (Esteban Moragas); de Perú: Infinito Porciento (Antonio Quispe), Tarbol Teatro (Martín Molina); de Colombia: Tío Alberto (Jorge Diaz); de Brasil: Mamulengo Presepada (Chico Simões).
Dúos
Los dúos son también una forma extendida en la que se presentan las compañías titiriteras en América Latina. Generalmente conformadas por cónyuges, la totalidad de tareas, señaladas en líneas anteriores, son distribuidas entre ambos integrantes, de acuerdo a aptitudes y preferencias.
Una variante entre los dúos es que los integrantes son no familiares sino colegas que, habiéndose iniciado en los títeres de manera conjunta o separada, deciden impulsar una compañía, unificando sus producciones o generándola de manera compartida. Presentan fragilidad en su continuidad, en la perspectiva de retomar o iniciar su actividad como solistas; eventual y circunstancialmente podrán retomar su proyecto conjunto para participar de festivales o encarar temporadas.
Una muestra algo representativa de esta forma de organización en América Central y Sud incluye a: La Luciérnaga (Chile), Nueva Línea (Cuba), Colibrí (Venezuela), Chonchon (Chile-Argentina), Guachipilín (Nicaragua). En Bolivia podemos mencionar a: Taller del Barrio, Teatro del Purgatorio, Los Tarambanas y Yawar Teatro.
Compañías
En Nuestra América, y de manera especial en Bolivia, las agrupaciones artísticas conformadas por tres o más componentes son una excepción. En un primer caso, sus integrantes, están unidos por lazos familiares (pareja e hijos, padre e hijos, madre e hijos). Esta modalidad permitirá un cierto grado de especialización de sus integrantes en las distintas tareas o funciones, de acuerdo a sus potencialidades o habilidades: actuación, dirección artística, construcción, dramaturgia, producción, etc.
En un segundo caso —en países con mayor tradición y profesionalismo— existen compañías consolidadas en sí mismas (instituciones titiriteras) y otras que responden a, o emergen de centros de formación, cooperativas de arte y otros. Dotados de una estructura institucional con especialistas en cada área, su accionar se enmarca en objetivos, planes y presupuestos. Sus nuevos componentes se integran a través de procesos y mecanismos de selección, obviando los lazos de parentesco.
Es característico de estas compañías su exploración en distintas técnicas; ofrecen espectáculos de mayor complejidad dramatúrgica, técnica y actoral. Tienen particularmente desarrollada su área de gestión, ya sea para asegurar las subvenciones que los sostienen y/o desenvolverse en el mercado abierto, organizando temporadas o festivales, postulando a fondos y concursos, explorando y abarcando nuevos públicos. No será de extrañar que cuenten con sala propia.
Cuba es uno de los países con mayor desarrollo institucional y son representativos de su escena titiritera el Teatro Papalote, La Proa, el Teatro de las Estaciones, Los Cuenteros, el Teatro de la Villa, el Teatro Escambray, el Guiñol de Olguín. En Argentina encontramos a Libertablas, una cooperativa que aglutina a numerosas compañías (dúos y solistas) que anualmente emprenden grandes producciones de manera conjunta; en Colombia se destaca Hilos Mágicos.
La Argentina, Brasil, México, Colombia, con centenares de elencos titiriteros, concentran sus formas de organización bajo la modalidad de dúos o solistas; no contamos con información sobre compañías institucionalizadas. En nuestro país, Títeres Elwaky es la agrupación que corresponde a la forma de organización.
Por: Grober Loredo Olivares/
Es gestor cultural, miembro de Títeres Elwaky