Desde las sombras hasta los clásicos, los títeres han sido reflejos de nuestra imaginación y cultura, dando vida a personajes que trascienden la escena.
Los títeres nos han acompañado siempre —a decir de Javier Villafañe— desde que el hombre vio por primera vez su sombra en el primer amanecer y jugó con ella, o cuando descubrió el fuego y ya en la noche siguió jugando a inventar historias o motivos para dialogar. También estuvieron cuando, en sus ratos de ocio o con las ganas de ofrecer un regalo, esculpía o metamorfoseaba la materia a imitación de la naturaleza y las cosas que lo rodean, sin importar la edad.
Pinocho, en Sombras chinescas, de la compañía La Puntual de Barcelona - España. Foto: Compañía La Puntual de Barcelona
Lo cierto es que los títeres son como objetos “sin vida” que completan su ánima con la energía, la voluntad y la imaginación de quien los anima. ¿Será así de cierto totalmente? Con ellos toda especulación es posible por su alto contenido simbólico. Pero imaginemos que, como artesanía, nace un personaje con una identidad, como un milagro que ciertamente consigue completarse con la intervención de un titiritero. ¿Entonces ya estaba vivo? Qué diremos de esos títeres de tantas funciones, que pasan de mano en mano y tienen la experiencia de tantos públicos. No solo están en sus maletas o perchas esperando la siguiente función con la historia de quien lo diseñó, construyó y les armó una biografía, sino que están en la memoria profunda de la cultura.
Títeres en una escena de Un cachito del Quijote. Fotos: Títeres Elwaky
Les presento aquí dos fascinantes ejemplos donde los títeres cobran vida en la literatura.
Primer ejemplo: El retablo de Maese Pedro, en la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. En un pasaje de esta obra, Don Quijote confunde con la realidad una función de un retablo portátil que Maese Pedro utiliza para contar la historia de la liberación de la princesa Melisendra, quien huye con su amado el malvado moro.
En una cómica persecución al estilo barroco, Don Quijote, creyendo que es real, interviene y destruye el teatrillo junto a los títeres, culpando después a los “encantadores” y ofreciendo una compensación económica por los destrozos.
Escena de La leyenda del Zambo Salvito.
Segundo ejemplo: El nacimiento de Pinocho en la narrativa del italiano Carlo Collodi, periodista de oficio, quien escribió Las aventuras de Pinocho por encargo entre 1881 a 1883. La actividad titiritera en Italia y el contexto de los finales del siglo XIX dieron lugar así al primer títere infantil. Pinocho, un títere articulado, hecho de pino por el artesano y carpintero Geppetto, quien pide a una estrella fugaz que se convierta en niño, es decir, la relación titiritero/títere y el vínculo vida/muerte, realidad/fantasía. El hada Azul aparece y concede su deseo y pide a Pepe Grillo ser la conciencia del niño.
Titiriteros en la puesta en escena de Un cachito del Quijote, de la compañía Elwaky.
Pinocho tiene la nariz larga como los títeres tradicionales del occidente del mundo, pero con claros referentes a dilemas de los niños reales, que no les gusta la escuela y dicen mentiras. Un camino de curiosidad e irresponsabilidad lleva a Pinocho por duros enfrentamientos que terminan transformándolo.
La importancia por la educación, el deber ser para con un niño, al que se le enseña a ser bueno y estudiar marcan también los imponderables del contexto. Pero la fabulación de la historia de Pinocho, tan sugestiva en imágenes y significados, sigue alentando al teatro para niños, de títeres y el audiovisual con hermosas y contundentes propuestas.
La obra Un cachito del Quijote.
Su rica fabulación y sus poderosas imágenes siguen siendo fuente de inspiración para el teatro infantil de títeres y el audiovisual, que continúan reinterpretándola con propuestas bellas y significativas.
Ambos ejemplos llegaron un día para quedarse como clásicos, permitirnos volver a ellos una y otra vez, celebrando la presencia de los títeres en la vida del hombre y en el universo del buen arte.
Bibliografía
Artiles, Freddy (2008). Niños, títeres y actores en el siglo XX. Ediciones Matanzas.
* Dramaturga, profesora e investigadora cubana.
La Paz/AEP