La magia del teatro de títeres radica en su capacidad de generar vida, emoción y significado a través de simples objetos animados.
Cuando nos disponemos a apreciar un espectáculo titiritero, que tiene características muy particulares, porque se trata de objetos inanimados que cobran vida y tienen “algo” para comunicar, será necesario tomar en cuenta algunos elementos.
Las figuras (títeres) habitan en un espacio determinado, de modo que tienen como soporte lo que llamamos, “retablo” o “teatrino”, junto a algunos elementos de escenografía que ubican el lugar donde sucede la historia.
En cuanto a los contenidos, cualesquiera son posibles, desde los más tiernos, didácticos en cuanto a información de cualquier tipo, como el divertimento, expresados desde la imaginación más vívida, donde la poesía, las palabras disparatadas y musicales se combinan con simpatía, los títeres hacen y dicen cosas parecidas a nosotros, mientras sabemos que son objetos. Porque los títeres son una generalización (una metáfora), tienden a ser como caricaturas y o personajes tipo que contienen la misma sensación de entrega al juego, sin importar la edad que tengamos.
La verosimilitud del artificio se convierte en una máxima de fe para el disfrute de quienes lo hacen y lo ven; en todo caso, exigen del uso de algunas “leyes” que permiten dar ilusión de vida. Veamos algunas:
- Verticalidad. Porque todo lo que está vivo generalmente está vertical, a no ser que se esté dormido o fallecido u otra circunstancia de juego o naturaleza propia del títere, como por ejemplo una serpiente que seguramente deberá levantar su cabeza o la punta de su cola para comunicarse.
- Nivel. Se trata de establecer un nivel donde el títere no se hunda o tenga un nivel que no se ajuste a su figura o esté en el aire sin que se justifique detrás o fuera de un retablo.
- Dirección de la mirada. Los títeres, tengan ojos o no, demos establecer desde dónde miran para crear la ilusión de atención de lo que observa o le interesa y porque los ojos generalmente hacen contacto hacia donde el cuerpo se dirige o le interesa ir y porque miramos con quienes dialogamos.
- Maneras de andar, actitudes y gestualidad: Los títeres caminan según su caracterización de quienes son, edad, estado anímico, etc, donde tienen un fraseo con diferentes ritmos y dinámicas que se armonizan con gestos y con actitudes que los identifican.
- Reacciones. Como los títeres son objetos deben expresar con precisión e hipérbole su reacción ante algo, o alguien dentro de la historia, combinándolo con pausas que refuerzan los intereses y actitudes ante algo o para cambiar la dirección del sentido de su reacción.
- Mundo sonoro y musical. Al títere le es dado sonidos guturales, voces caracterizadas, palabras inventadas, canciones y o músicas grabadas o ejecutadas en vivo que apoyen atmósferas y ambientes. El bailar y cantar está en el universo de la figura de manera indisoluble,.
Para el títere la vida es acción dentro de una imagen plástica que alude y completa significados; de este modo, el títere dice tanto desde sus figuraciones (su característica física) como por lo que hace y dice.
El vínculo con los títeres alivia la vida y nos regala un tiempo de juego que mucho se agradece y que ellos, los títeres, como porfiados, insisten en regalarnos.
Por: Blanca Felipe Rivero
Dramaturga, profesora e investigadora cubana.