Fue el diputado Héctor Arce, que responde a Evo Morales, quien contó todo un relato sobre una supuesta gestión directa del presidente Luis Arce con su similar de Chile para que le preste diésel.
El ex mandatario, acusado de genocidio y daño económico al país, y protegido de Estados Unidos, no pisará Bolivia, ni ninguna de sus cárceles. Las manos manchadas de sangre y la impunidad serán, sin embargo, su triste impronta en la historia boliviana.








