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Villa de San Pedro de Buena Vista, Potosí.

El papel rebelde de la población indígena de las provincias del norte de Potosí

Entre 1893 y 1902, las provincias de Charcas y Chayanta en el norte de Potosí fueron escenario de una destacada resistencia indígena contra las leyes de la Revisita y la Contribución Indígena, que buscaban expropiar tierras y aumentar los impuestos a las comunidades.

Mientras los españoles exploraban el espacio minero del norte de Potosí, las autoridades arremetieron contra la población indígena, aplicando las leyes de la Enfiteusis, del Gral. Ballivián, y de la Exvinculación, del Gral. Mariano Melgarejo. El objetivo era expropiar las ricas y productivas tierras de comunidad, amparados en las leyes de la administración colonial. En esa época de crisis, surge un grupo de letrados indígenas que defienden el derecho de propiedad ante los estrados judiciales, apoyados por un ejército de hombres letrados, conocedores de las leyes y tinterillos que los exaccionaron sistemáticamente.

A fines del siglo XIX, el largo brazo del Estado oligarca, presidido por Mariano Baptista, llega hasta las provincias del norte de Potosí, aledañas a los centros mineros, generándose un movimiento rebelde muy poco estudiado.

La arremetida oligarca continúa durante el gobierno de Severo Fernández Alonso, el último representante de los Patriarcas de La Plata. En esa entrega de nuestro taller de historia, nos ocuparemos de los rasgos más generales de la sublevación indígena contra la Revisita y la Contribución Indigenal.

Resistencia indígena en las provincias Charcas y Chayanta contra la Revisita

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Valle y puna, en los territorios del norte de Potosí, fueron azotados por una sublevación sin precedentes desde 1781. En efecto, entre 1893 y 1902, la Revisita y la Contribución Indigenal motivaron insurrecciones indígenas en las provincias Charcas y Chayanta. La resistencia indígena a la Revisita, se caracterizó por una tenaz oposición a las operaciones de deslinde territorial entre las comunidades.

Curiosamente, al inicio, la resistencia fue atizada por terratenientes y vecinos que usufructuaban ilegalmente “hermosas tierras del Estado” y veían en la Revisita un peligro inminente que pondría al descubierto la apropiación ilegal de las llamadas “tierras “realengas”, de exclusiva propiedad estatal, que fueron rematadas y adjudicadas a comerciantes, latifundistas y hombres de gobierno.

La resistencia devino en sublevación, abrazó con fuerza ambas provincias, y varios cantones de Oruro, con acciones de expropiación violenta de haciendas.       

En la convulsión generada por el alzamiento indígena, por primera vez en la historia, se calificó a los cabecillas como comunistas, quizá porque la consigna, en primera instancia, no era el degüello a los blancos, sino más bien la toma violenta de las haciendas y latifundios, es decir algo parecido al slogan socialista “la tierra es de quien la trabaja”.

La memoria larga de los comunarios de estas provincias recogió recuerdos precisos de las primeras “asignaciones de la matrícula (que) con título oneroso de la repartición y división (hizo) el Visitador de los premitivos años, Don José de la Vega Alvarado”, cuyos títulos fueron tomados como definitivos para fines legales de las comunidades indígenas.

Las labores de la Revisita, en el norte de Potosí, comenzaron en 1877 al mando de René Sanjinés, y fueron continuadas por Narciso de la Riva, Abel Echavarría, José Nava Morales, Félix Leytón y G. Rasguido, sin alcanzar el éxito que se esperaba, pues no se completó “...por la tenaz oposición indígena, al extremo que provocó su estrepitoso fracaso, a pesar que se contaba con el concurso de la Columna Colquechaca para su ejecución”, como informó el subprefecto.

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En sus inicios, la Revisita fue resistida por subprefectos, terratenientes y corregidores, quienes apoyaron e influyeron en la resistencia indígena a fin de detener la labor de los revisitadores, por temores infundados por el DS de 8 de marzo de 1888, que implantó el censo personal de agricultores, en el entendido que se obligaría al pago de impuesto individual, “en comunidad de intereses con los aborígenes”, tratando de manipular a los indígenas, fomentando la resistencia a los revisitadores, quienes fueron expulsados sistemáticamente de las provincias y cantones. En Sacaca, en 1894, el subprefecto de Charcas, el corregidor y otros vecinos se opusieron a la Revisita, cortándole el auxilio que requería.

Otro factor que provocó una marcada resistencia indígena fue la Contribución Indigenal, rechazada sistemáticamente en toda la región. Ante esta situación de desacato, de resistencia civil a las leyes, las autoridades del Tesoro Departamental ordenaron el apresamiento de varios indios rebeldes como Manuel Yavira. Ante esta arremetida, los indios no revisitados se negaron a pagar la contribución y se internaron a los valles eludiendo a los recaudadores. La situación en 1898 era crítica, pues faltaban enterar la contribución cantones importantes como Pocoata, Aymaya, Chayala y parte de Macha y Panacachi.

Los subprefectos y terratenientes no comprendieron que la resistencia indígena no era coyuntural, sino que respondía a íntimos anhelos de rebelión contra la opresión de la oligarquía y para acabar el abuso de poder de corregidores y subprefectos.

La resistencia indígena contra los revisitadores impidió la consolidación de esa labor. Los funcionarios se quejaban de la actitud “... de la raza indígena, cuya ignorancia degenera en estupidez, no comprende los beneficios que les reporta la ley de exvinculación”, identificando como origen de la resistencia a la acción conspirativa de “letrados y leguleyos que les imbuyen falsas doctrinas, lanzándolos a la sublevación y matanza”, tratando de encontrar culpables a “cholos y mozos que por cualquier título lesivo, engaño, artificio o dádiva, retienen y cultivan terrenos de origen y por no verse privados de este beneficio, sugestionan a los indios a la tenaz resistencia”, como informó el subprefecto en 1903.

Jueces de la Revisita en el norte de Potosí

En 1893, el Gobierno emprendió una última ofensiva revisitadora para censar y empadronar las ricas tierras de las provincias Charcas y Chayanta, designando como juez revisitador de ambas provincias a José Nava Morales, quien empezó su trabajo con el apoyo de la columna de 10 hombres del Ejército de Línea asignado a Colquechaca, ordenando como primera medida el deslinde de los cantones de Macha, Pocoata y Tinguipaya, donde enfrentó una férrea resistencia de indios y mestizos.

El 25 de septiembre de 1893 envió su primer informe, con una radiografía de la situación, en el que identificó como agente disociador a Manuel de la Guardia, a quien acusa de “haber hecho destruir con la indiada de Pocoata los mojones que se pusieron en el deslinde practicado por esta Revisita en los cantones de Pocoata y Macha”. Finalmente, carente de apoyo de los corregidores y los subprefectos, y ante el abandono por parte del Gobierno, Nava Morales abandonó la provincia.

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Le sucedió en el cargo el revisitador De la Riva, quien desde el principio soportó una fuerte resistencia. Pese a sus esfuerzos por lograr su cometido, y ante la negativa del gobierno de enviarle soldados, el revisitador salió expulsado “del cantón arrebatándole su archivo”. En 1895, las revisitas funcionaban solamente en Chayanta y Charcas, que se hallaban a cargo de Félix Leytón y José María Ayaviri. Posteriormente ingresó el juez revisitador Echeverría, a quien los indígenas comunarios “ni siquiera consintieron su aproximación”. De esa forma, la Revisita en Pocoata, crucial para el éxito de la misión, fracasó dos veces consecutivas, la primera durante la Revisita de De la Riva y la segunda con la de Echeverría.

A fines de marzo de 1896, Félix J. Leytón ingreso a la provincia Charcas, en un contexto dramático, pues tropezó con la insurrección de los indígenas, a quienes pudo dispersar en la cuesta de Jurana, con algunas bajas. Sin embargo, Leytón tuvo el mérito de haber ganado a la causa revisitadora a los terratenientes de la región, con cuya acción facilitó el trabajo del agrimensor que pudo practicar al menos 30 mensuras, sin oposición de terratenientes y con la asistencia de la mayor parte de ellos. No obstante, ante la beligerancia abierta de los indígenas, pronto también tuvo que abandonar la provincia, suspendiéndose las operaciones y su sucesor, Luciano López, no logró siquiera reanudar las operaciones de Revisita que había quedado suspendida en la provincia.

Ante esos signos de evidente debilidad, los indígenas que poseían terrenos del Estado en calidad de mozos (mestizos), reunidos en Moscarí para oponerse a la Revisita, atentaron contra la vida del juez revisitador Luciano López y sus doce curiales, ante cuya amenaza abandonaron Moscarí. La comisión de la Revisita enviada a Pocoata fue apaleada por más de 1.000 comunarios, como reacción ante el apresamiento que ordenó el juez revisitador Leytón de ocho cabecillas indígenas. Esa situación fue aprovechada por el subprefecto, enemigo declarado del juez, ordenando liberar a los apresados, siendo acusado por el revisitador como “abogado de los indios de Pocoata”.

Por su parte, el juez revisitador Guillermo Rasguido logró culminar el deslinde voluntario entre los comunarios de Macha con los de Pocoata, pero no logró restituir los mojones que fueron destruidos durante la insurrección de los indios de Pocoata.

Las siguientes comisiones tropezaron con mayores dificultades. Prácticamente la Revisita había ingresado en una peligrosa inactividad, no sólo a causa de la resistencia indígena, sino por la oposición de terratenientes y vecinos, que usufructuaban “tierras realengas” del Estado ilegalmente.

Durante la resistencia y alzamiento de los indios de Pocoata, los vecinos se habían apoderado de los archivos, sin los cuales era imposible continuar con las operaciones de deslinde, pues en los infolios constaba los datos esenciales para el censo, quedando en poder de doña Francisca de Rasguido.

El juez revisitador en la provincia Charcas flexibilizó el draconiano reglamento de la Revista y dejó al margen la consignación del Libro de Contratos entre patrones y colonos, y se dejó sin efecto el censo personal de agricultores.

En su informe, el revisitador observa la existencia de verdaderos reductos, una especie de republiquetas, como el caso de Macha y Pocoata, donde era imposible ingresar, debido a “La actitud hostil de la indiada de Pocoata y Macha con motivo de la Revisita. Finalmente, la última palabra de la indiada, dirigida a los pueblos de Macha y Pocoata, es de no someterse a ninguna comisión, conminándoles con la amenaza de ser ellos los primeros atacados en caso de no ser escuchados en sus propósitos”. 

Rebelión indígena contra la Contribución Indigenal

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Los constantes brotes de rebelión indígena fueron capitalizados por el Partido Liberal, que se hallaba enfrentado históricamente contra el gobierno, también en las provincias del norte de Potosí. El 27 de mayo de 1896, el fiscal de distrito denuncia desórdenes y agresión, cometidos contra chayantacas en el curato de Laimes. El Partido Liberal de San Pedro de Buena Vista resiste las órdenes del fiscal de partido. La situación se complicó a raíz del ancestral enfrentamiento interétnico, sobre todo entre Laimes y Chayantacas, etnias que esperaban las fiestas tradicionales para solucionar sus diferencias.

Los contribuyentes del cantón Chayanta prohibieron a “la cholada del cantón interrumpir en sus posesiones y ejercer actos atentatorios”, querellándose contra vecinos como José Matías Gonzalo, Narciso Escobar, Facio Acarapi y Servando Oporto, acusándolos de ser “cholos que no son contribuyentes”, requisito sine qua non para ejercer el dominio real y el goce de los terrenos de origen.

En agosto de 1899, la situación interna de las provincias se había deteriorado a tal extremo que el subprefecto informó a Potosí alertando sobre un “estado excepcionalmente revolucionario de estas localidades”, situación exacerbada por miembros del Partido Liberal. Cada fracción buscaba —mediante esa curiosa alianza política-étnica— sus propios fines: el Partido Liberal, desestabilizar al gobierno; los indígenas, anular la Revisita y eliminar el pago de la Contribución Indigenal. En poco tiempo, la rebelión indígena provocó un “estado de desorganización y estado revolucionario de esta provincia”.

Por: Luis Oporto Ordóñez

- Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas. Docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.


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