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(Foto: RRSS)

Fragmentos del Alma, viaje al mundo onírico de Roberto Andrade

Las pinturas del joven artista chuquisaqueño imponen una nueva estética a considerar en la retina del espectador. Tienen que ver con lo apocalíptico o la incertidumbre, o un canto de esperanza, y como los dispone, como grandes viñetas, intimidan a medida que uno se envuelve en esa paranoia plástica.

La Paz, 22 de octubre de 2023 (AEP).- La exposición de Roberto Carlos Andrade Jijena se presentó en la Casa de la Libertad el 19 de septiembre y la muestra se extendió hasta finales del mismo mes. Contó con la participación de muchos invitados y artistas plásticos. Crónicas, de Ahora El Pueblo, estuvo presente para hacer una nota y cubrir el evento de este joven artista con su obra innovadora.

La propuesta es audaz y se distancia ostensiblemente de muchos artistas que solo buscan la reproducción de la realidad. Fragmentos del Alma pretende imponer la tesis de su viaje onírico como una nueva estética a considerar en la retina del espectador. Una suerte de kinetoscopio o cinematógrafo con viñetas gigantes que se presentan en grupos de tres o cuatro.

La serie azul, por ejemplo, donde aparece el tema de la madre, otros grupos, predomina el ocre y los símbolos o pictogramas como un protolenguaje. Un lenguaje futurista que emula o se parangona a los diseños de H. R. Giger (Aliens, el octavo pasajero). Son como portales, flechas, signos, pero donde persuade a través del movimiento ya sea horizontal o vertical. Una ascensión a lo sublime o a lo grotesco. Como el diseñador del alienígena subliminalmente se halla presente la máquina y las figuras humanas.

En fin, un hacedor que solo nos muestra fragmentos de su alma, pero no nos muestra su mundo doloroso o compungido. No es del todo lovecraftiano u horroroso salvo en los cuadros de un rostro esquelético con pescados en las manos, algo apocalíptico, pero más allá de eso es un canto de esperanza donde lo divino se halla presente y envuelve al espectador en un cariz surrealista de magia, embrujo y lenguaje suntuoso que busca un nuevo estatus de belleza y estética.

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La otra serie de cuadros en miniatura (La que estaba en la sala 1) a ratos parecen pictogramas, pinturas rupestres y, por el acabado, la técnica de oxidación de Salvador Dalí. Para los melindrosos se podría decir que era miccionar en unas láminas metálicas y esperar que aparezcan las formas caprichosas. Abstracciones que parecen degradaciones, signos cabalísticos: ojos iluminados, manchas, salpicaduras. A ratos sugiero al espectador entornar los ojos y entrever las sombras. Por ejemplo, el personaje en posición de loto expresa el misticismo del artista y su mundo espiritual. La conexión con su hacedor mayor.

Verbigracia, sus ascensores revelan la escuela de Marcel Duchamp 1 y su famoso cuadro Desnudo descendiendo una escalera. El movimiento que transmite el cuadro. La antítesis de un bodegón o naturaleza muerta. Esta tiene la vitalidad de la vida. Esos ascensores que llevan árboles hacia el celeste o hacia el inframundo de acuerdo al ascensor que se suba, bueno, vamos, subir es un decir, abordar. Si tomas el indicado, te elevas. Pero esa dinámica nos transmite una polisemia de conceptos. Para mí era la ecología, pero según el autor… No lo diré en mis palabras. Pero, en fin, una trilogía, el número 3 que es muy significativo en la historia, la literatura y el arte. No hay que olvidar La divina comedia. 2 También puede ser la madera, pero lo principal es el movimiento y para ello lo comentaré en el último párrafo.

Rozando los linderos de la genialidad o la locura

¿Estas pinturas podrían entonar algún himno o canto deifico? Podría ser. Al parecer si asistes como espectador a la muestra en la sala 2 y aguzas el oído se puede escuchar una tonada, al menos así lo sentí. Tal vez eligiendo una música el impacto del cuadro podría ser mayor.

Los cuadros que tienen que ver con lo apocalíptico o la incertidumbre o aquellos que son un canto de esperanza y como los dispone el artista como grandes viñetas que intimidan a medida que uno se envuelve en esa paranoia plástica y los Fragmentos del Alma, de Roberto Andrade. Creo que solo así se puede rozar los linderos de la genialidad o la locura de estos cuadros que están al borde de un despeñadero o un limbo.

La muestra nos sacude la modorra de un mundo donde todo parece tan monótono que al ver las pinturas de este artista chuquisaqueño alguien pareciera cortarnos los ojos a guisa de una cebolla y descubrir que hay otros mundos dentro de nosotros. Así como la película Un perro andaluz. 3 Y Quiero aprovechar de hacer un parangón con ese genial artista Gastón Ugalde que, aunque se ha ido al periplo de las estrellas, nos ha dejado tanta obra para respirar como este joven artista de quien apenas hemos vislumbrado la parroquia de su Capilla Sixtina.

1.- Marcel Duchamp. Artista y ajedrecista francés.

2.- La divina comedia. Poema épico compuesto por tercetos. Obra de Dante Alighieri.

3.- Un perro andaluz. Película surrealista del director Luis Buñuel.

Sobre el artista

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Roberto Andrade es integrante del grupo de pintores bolivianos PRAXIS, que nació en la ciudad de Sucre. Sus obras realzan el realismo y surrealismo abstracto con técnicas pulidas de pintura al óleo, acrílico y dibujo al grafito. La estética de sus creaciones artísticas, así como en el lenguaje, es muy versátil.

Del 20 de octubre al 3 de noviembre expone sus obras en la galería de arte Valerio Calles, en la ciudad de Oruro, en una muestra conjunta con los destacados pintores —también integrantes de PRAXIS— Rubén Gómez, Tomás Apaza, Benito Guarachi, María Isabel Cruz, Verónica Guzmán, Ismael Lizme y Milton Pumari. “El arte les corre por las venas”.


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