En medio de la paja brava, allá donde los rayos del sol castigan la piel, hacia el norte de Potosí, mujeres y hombres se encuentran para abrir una estela imaginaria con sus brazos, entonces nutren a la Pachamama con su sangre. Estas manifestaciones de violencia ritual se convierten en actos propiciatorios que buscan equilibrar el tiempo y espacio, con la esperanza de asegurar buenas cosechas.
El relato describe la surrealista experiencia de un actor sucrense que, entre risas y confusión, pasa de ser un héroe de ultratumba a un prisionero de la Policía.