Se denomina golpe de Estado blando o golpe suave al conjunto de técnicas de conspiración no violentas que tienen el objetivo de desestabilizar a un gobierno y finalmente provocar su caída. Generalmente el golpe de Estado blando utiliza la guerra jurídica, cuando la desestabilización o derrocamiento del gobierno se hace a través de mecanismos que en apariencia son legales, como se lo está haciendo con la administración del presidente Luis Arce.

Los golpistas de 2019 y la nueva derecha fascista nacional han expresado con desesperación y preocupación reiteradas veces su deseo de unirse bajo la consigna: “Para sacar al MAS-IPSP del poder”; esa consigna hecha sin haber intercambiado ideas, planes ni programas de gobierno muestra indubitablemente que están seguros que perderán en las elecciones generales de 2025; por ello publicitan tal unidad por todos los medios de comunicación a su alcance, al parecer porque algún asesor político les dijo olvídense de la división del MAS-IPSP y de “dividir para vencer” como decía el emperador Julio Cesar, más bien únanse.

Días atrás se daba la noticia de que los partidos tradicionales de derecha se reunieron en los Estados Unidos. En dicha reunión se habría tratado la urgencia de “encontrar” la candidatura única de la oposición, condición necesaria para poder ganar las elecciones y derrocar al Movimiento Al Socialismo (MAS).

En la coyuntura actual, con la incertidumbre sobre quién será el candidato legítimo del MAS-IPSP para las elecciones nacionales de 2025, la pugna se concentra entre Luis Arce y Evo Morales.

Al leer el título, inmediatamente nos imaginamos al departamento oriental de nuestro país, sin embargo no es así, el título se refiere a un municipio de nombre Santa Cruz de la Sierra, ubicado en la provincia Cáceres, en la comunidad autónoma de Extremadura, en España.

Durante las convulsas décadas de los 80 y 90, Bolivia se encontraba sumida en una crisis económica que la llevó a ser considerada internacionalmente como un ejemplo de declive financiero.