Una vez más, la sociedad se enfrenta a casos repugnantes de abusos sexuales contra menores perpetrados por miembros del clero católico.
Los recientes informes sobre las confesiones del sacerdote jesuita Luis María Roma Pedrosa, conocido como 'Lucho Roma', quien admitió haber abusado de cientos de niñas indígenas en Charagua, Santa Cruz, entre 1994 y 2005, son profundamente perturbadores y exigen una acción contundente.