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Estatales productivas: Ecebol exportará clinker a México

Las compañías estatales demuestran con hechos y con cifras su aporte al desarrollo nacional. La Empresa Pública de Cementos Bolivia (Ecebol) anunció que llevará a cabo su primera exportación de clinker (producto granulado empleado para la fabricación de cemento y hormigón) a México, con lo cual se abren nuevos mercados internacionales, se demuestra la competitividad de la producción boliviana en éste y otros rubros, y se ratifica el avance de la industrialización de los recursos naturales en beneficio del país.

Primero la salud

La salud de los bolivianos es una prioridad de la presidencia de Luis Arce. Lo demostró en la batalla ganada a la pandemia del Covid-19 en el comienzo de su gestión en 2021 y se reafirma ahora con el plan para controlar el brote de influenza, una infección respiratoria aguda (IRA) cuyos contagios se concentran actualmente en Santa Cruz. Tras las gestiones realizadas por el Gobierno, llegó un primer lote de vacunas que fueron dispuestas para uno de los grupos más vulnerables de la población, el de los niños.

Bolivia honra todos sus compromisos

El Gobierno nacional honra todos sus compromisos nacionales e internacionales, como el pago puntual de la deuda externa, el desembolso para la importación de combustibles y garantiza el voto en el exterior.

Crecen las reservas internacionales netas

Gracias a una buena gestión económica del Banco Central de Bolivia, las reservas internacionales netas (RIN) registraron un saldo de $us 2.618 millones en el primer cuatrimestre de este año, superior en $us 642 millones respecto del cierre de 2024, lo que representa un notable crecimiento. Estas son buenas noticias para la economía boliviana.

Pese al boicot, el Gobierno garantiza el voto en el exterior

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ya recibió la constancia del primer desembolso de parte del Ejecutivo para viabilizar la votación de bolivianos en el exterior. De esta manera, queda claro que el compromiso del Gobierno nacional con la democracia no halla reparos ni siquiera en la compleja situación de iliquidez de dólares generada por el boicot de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Más de medio centenar de respaldos a Lucho

Los respaldos desde diversas latitudes del país hacia el presidente Luis Arce se fueron acrecentando en las últimas semanas. El viernes, el Jefe de Estado, arropado por una multitud de seguidores y representantes de organizaciones sociales, fue proclamado en Oruro como candidato presidencial por el MAS-IPSP para las elecciones generales del 17 de agosto, espaldarazo con el que superó el medio centenar de apoyos.

Estos apoyos al presidente Luis Arce —según expresó la mayoría de los sectores sociales— tienen como objetivo dar continuidad a la actual política gubernamental, que a su vez se constituye en el sello de la administración del Jefe de Estado: la industrialización de Bolivia.

El contundente apoyo al artífice del Modelo Económico Social Comunitario Productivo también se sustenta en que, de cara a los comicios generales de agosto, Arce es el único candidato con un verdadero proyecto de país, con propuestas y acciones concretas para dar soluciones estructurales a los principales problemas que hoy aquejan a Bolivia, como la baja en los hidrocarburos y la escasez de dólares. Esto sin duda marca un fuerte contraste respecto a las opciones políticas de oposición, cuyo horizonte se enmarca en la privatización de las empresas estatales y los recursos naturales, además de un severo endeudamiento del Estado a través del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como bien señala Arce, la propuesta de la derecha no es otra cosa que la aplicación de las viejas recetas neoliberales que, otrora, tanto daño le hicieron al país, con medidas nefastas como el Decreto Supremo 21060, que trajo consigo justamente la privatización de empresas estatales, despidos masivos y un atropello a los derechos laborales adquiridos en luchas sociales.

Hoy, esa vieja derecha neoliberal pretende volver a través de figuras políticas tradicionales sin mayor trascendencia, al menos en la arena electoral, las cuales intentan disfrazar con elocuentes y demagógicos discursos sus verdaderas aspiraciones, muy alejadas de lo que realmente espera el pueblo boliviano.

No obstante, las elecciones generales del 17 de agosto representan un momento crucial para que la población elija entre el retorno a uno de los periodos más oscuros del país de la mano de los representantes del neoliberalismo; o el dar continuidad a un proceso industrializador liderado por la única opción de izquierda real, proceso que ya se inició y es irreversible, siempre y cuando el soberano haga una elección basada en la sensatez y la sabiduría.

La lucha entre estas dos concepciones antagonistas de hacer política y administrar un país no ha terminado, y este 17 de agosto Bolivia tiene una responsabilidad histórica que podría marcar profundamente el futuro de las próximas generaciones.

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