Se volvió un cliché escuchar hablar al expresidente Evo Morales, acusar al gobierno del presidente Arce de una supuesta derechización del Proceso de Cambio y del Gobierno, pero, fuera del discurso político y de los constantes ataques del expresidente, ¿qué tan cierto es esto?

Nacimos y crecimos con su voz junto a Quilapayún, detrás de la Plegaria a un labrador, que cantaba: “levántate y mira la montaña, de donde vienen el cielo el sol y el agua…”. Con sus letras dibujó su realidad y soñaba el futuro.

En tiempos de metafísica “post”, de cogitos cartesianos, de postular un “universo abstracto” más allá del tiempo y del espacio, de incertidumbre política, de re-entender las relaciones sociales post pandemia, pues la historia cambia, las relaciones sociales cambian, nos atenemos a nuestra temporalidad, al aquí y ahora, al momento histórico-social.

Nuestra aspiración más grande como humanidad es alcanzar un desarrollo sostenible para el año 2030, pero lamentablemente este sueño se encuentra en peligro.

El poder político viene del VOTO ciudadano, expresado mediante el sufragio de manera igualitaria, universal, individual, secreto, libre y obligatorio, conforme dispone el Art. 43 de la Ley Nº 026 del Régimen Electoral; sin ese voto, ningún político tiene poder, por eso se dice que EL PODER está en EL VOTO. En consecuencia, salta la pregunta: ¿QUÉ PODER TIENEN LOS POLÍTICOS OPOSITORES?

En la actual coyuntura política de desestabilización discursiva en Occidente y su respuesta de “revanchismo blanco” a esta desestabilización, es interesante analizar las fuentes políticas que se utilizan para exponer públicamente la visión representada por la República Islámica.